miércoles, 31 de diciembre de 2014

Con un pie dentro y otro fuera (II)

El mismo camino hay hacia atrás desde hoy hasta Nochebuena que hacia adelante hasta Reyes. A mitad de trayecto entre origen y destino, Lucía empieza a dudar de la existencia de los Reyes Magos. Entre niña y jovencita millones de dudas se despejan y otras siguen latentes en su cabecita.
Un día como hoy a primeros de los 80, desde la terraza de mi casa observaba cada paso de mi padre, subiendo los escalones del portal de enfrente vestido de Papa Noel, haciendo felices a los niños del vecindario. Llevaba caramelos, cantaba, repartía sonrisas y sobre todo ilusión. Para mí era una situación tan típica que no me resultaba extraordinario. Sólo pensaba cenar, brindar y salir volando los 3 pisos abajo para estallar las decenas de petardos que me esperaban y beber esos traguitos furtivos de sidra que revoloteaban en mi garganta para luego escalar a mi cabeza.
Hoy, en puertas del 2015 oigo petardos lejanos, cuanto más mejor. El mueble bar aún guarda licores de hace años esperando el alegre choque del cristal al golpear con otra botella. Paseo al sol con mis hijas cuando antes salía al anochecer. Disfruto de mis amigos; de los nuevos y los pocos que quedan de ayer, de mi familia y de mis padres. Anhelo mi casa cuando estoy trabajando, mis momentos de soledad también son exquisitos. Son épocas diferentes, pero un denominador común; mis padres.
Esta noche, una noche cualquiera, un cambio de dígito nos vuelve voraces y sentimentales, deseamos lo mejor a quien no hablamos en el resto del año, nos hace pensar que todo cambiará de repente, que las metas y objetivos serán más factibles de conseguir. Sí, hay que vivir con ilusión, con muchas metas, pero cada día.
Hoy Lucía tiene una meta en su cabeza y es el 6 de Enero. Para mí, hoy, el año 2015 comienza el día 8. Animo , Papá.

Feliz año nuevo a todos.

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