miércoles, 23 de enero de 2008

Mi hermano (La muerte)

Mi hermano


La muerte de mi hermano, me llegó de sorpresa estando yo en Holanda por temas de trabajo. Una rápida llamada de mi madre me comunicó la noticia. En 5 horas estaba allí plantado, en el tanatorio. Ni una sola lágrima recorría mi mejilla, ni un solo gesto de dolor o rabia; tenía delante de mi a mi hermano mayor, pero lo notaba como a un extraño, como si no hubiera convivido con él durante 25 años. Nacimos a la par del mismo vientre, compartimos todo, pero sin hablar apenas, sin decirle lo que yo sentía, lo que me apetecía ser….tan cerca y tan lejos. Entre pensamientos fijos debajo de mis gafas de sol, sentí la mano temblorosa de mi madre que me agarrraba con fuerza y a pesar de su llanto, no logró conmoverme. Unas palabras de ella me indicaron que la acompañara a una sala de estar contigua. Allí destapó de una pequeña caja de zapatos un pequeño cuaderno, en el que se podía leer en su pasta: “Mi diario. Angel”.

Me lo ofreció mi madre, diciéndome que era uno de los objetos que poseía mi hermano y que quiso darme en su último suspiro. Me senté en aquel cómodo sofá para comenzar a leer. Fue entonces, cuando nada más morir mi hermano, empecé a quererle, a adorarle, a llorar por no haberle ofrecido ser mi hermano, a sentirme un pobre miserable y egoísta. Frases como “mi hermano tiene un gran corazón, tenemos que comprender que él tiene mucho trabajo”, “hoy se ha graduado él y yo suspendí pero estoy muy contento porque me ha abrazado, parece que me quiere”…. Uno tras otro, cada párrafo del diario iba dedicado a mí, todo eran palabras buena y de agradecimiento. Mi sensación de angustia me hizo comenzar a llorar por la muerte de mi hermano, mi único hermano, la persona que más me había querido en este mundo y que ahora se había marchado sin poder decírmelo a la cara, por mi culpa.


César, 23 de enero de 2008

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